AJEDREZ

Garry Kasparof publicó hace unos años un curioso y ameno libro en donde relacionaba el ajedrez con diferentes aspectos de la vida, “Como la vida imita al ajedrez “. En el mismo el autor  mezcla anécdotas y reflexiones vinculando el juego con otros aspectos de la vida.

 El ajedrez ha estado presente en mi vida durante muchos años como un juego de mesa entretenido pero sin darle demasiada importancia, he estado años enteros sin practicar este juego o deporte, pero por casualidades de la vida hace unos años vino a formar parte de mi vida de un modo mucho más activo.

Primero debo aclarar que soy un jugador bastante mediocre, que sin ningún lugar a dudas no tengo talento ajedrecístico, pero pese a mis más que evidentes carencias me siento profundamente atraído hacia él.

En el ajedrez no existe la suerte, el que gana es el mejor jugador , en otros juegos el azar puede declinar alguna ventaja hacía alguno de  los lados, pero en este caso no es así. 

 

 

Los jugadores a medida que van jugando reciben una puntuación (ELO ) que los va valorando según sus capacidades. Un jugador con un Elo bajo ve aumentadas sus probabilidades de perder a medida que aumente la distancia con  un jugador de Elo mas alto.

 

 

En una partida se combinan memoria, percepción espacial y creatividad. Es la combinación de estos elementos, además de los aspectos emocionales, lo que define la calidad del jugador. En jugadores no profesionales es normal jugar con número limitado de aperturas y defensas ( una serie de jugadas ya establecidas y estudiadas por jugadores de todos los tiempos ) y al mismo tiempo con una serie estrategias y técnicas que se repiten inevitablemente. Al cabo de poco tiempo eres capaza de ver tus limitaciones como jugador de un modo bastante objetivo, estas limitaciones se pueden ir superando estudiando y entrenando como si de cualquier otro deporte estuviéramos hablando. Superando hasta un punto en donde nuestra capacidad intelectual pueda llegar, que por supuesto no es la misma en todas las personas. 

 

 El resultado de nuestras experiencias, emociones y conocimientos adquiridos hasta el momento actual conforma nuestra estructura lógica y esta  está limitada por aquello que desconocemos pero sobre todo por aquello que no podemos conocer porque sencillamente somos incapaces de comprenderlo.

Soy mucho más consciente de esta incapacidad desde que juego al ajedrez.