Tranquilidad

 No sé si alguna vez me he sentido realmente tranquilo, recuerdo algún día suelto, alguna tarde de verano cálido, alguna comida con amigos , algún momento intimo, pero el estado normal es la intranquilidad, a veces velada, como un rumor de estomago, a veces destructiva y angustiante.

Me siento culpable, es como si no diera la talla, a veces por incumplir las expectativas que otros tienen sobre mí, otras sobre mis propias expectativas, estas últimas las mas de las veces.

La intranquilidad me bloquea, es como un auto castigo infringido por las faltas cometidas, reales o imaginarias.

El placer en si mismo me parece sospechoso.

Quizá solo sea un problema de fe, creencia o dogma.

La inseguridad o falta de certeza, es una manera de relacionarme con el mundo, no es una crisis puntual, es el modo en el que construyo el mundo que me rodea. Con los años he constatado a través de los hechos y las reflexiones una serie de axiomas o “verdades” que me sustentan hacia una visión del mundo no relativista, sino donde la causalidad determina los hechos. Pero muchas veces tanto los hechos como las causas me parecen veladas, oscuras o de una complejidad indescifrable.

De todos modos en este caminar hacia el conocimiento empiezo a pensar que el placer es necesario. Placeres sencillos , como un paseo por el río, disfrutar de una buena película , o una comida agradable.